Tras un accidente, es frecuente que nos asalten preguntas como:
¿Por qué a mí? ¿Por qué ahora? ¿Por qué así?
¿Por qué en este lugar? ¿Por qué en estas consecuencias?
Todo en la vida sucede por algo y para algo por eso hay que tener en cuenta que:
- Nada sucede por azar
- La realidad es un espejo de lo que sucede en nuestro interior
- Cualquier acontecimiento viene a enseñarnos algo
- Todo es para bien
Entendemos como accidente un suceso no previsto, algo fortuito producto de la mala suerte. Pero lo cierto es que un accidente es muy similar a una enfermedad, un medio que nuestro yo interior o nuestro inconsciente, utiliza para comunicarse cuando mantenemos el resto de los canales alternativos desconectados. Es cierto que no buscamos los accidentes, como tampoco buscamos las enfermedades; sin embargo, debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad en aquello que nos sucede. Todo lo que nos ocurre tiene mucho que ver con nosotros.
El accidente me indica una necesidad directa e inmediata de pasar a la acción.
La parte del cuerpo herida durante el accidente habitualmente ya está enferma o debilitada, bien por una enfermedad, una dolencia, un corte, una quemadura o cualquier predisposición a los accidentes.
El accidente me permite observar esta debilidad haciéndola subir a la superficie. El accidente también es mi incapacidad a verme y a aceptarme tal como soy. Ya que soy responsable al 100% de mis actos y de mi vida entera, puedo explicarme más porque ha llegado este accidente a mi Vida.
Todo esto viene de mis pensamientos más profundos, de mis creencias limitantes del software 1.0 (esquemas de pensamiento que hacen que se repitan acontecimientos en mi vida) o esquemas de pensamiento de infancia. Es muy posible que atraiga castigos hacia mi. Si, hoy, tengo la sensación de hacer algo que no está bien. Exactamente como en mi infancia; me castigaban cuando hacía algo que no era correcto. Esto está grabado en mi mente y es hora de cambiar mi actitud.
La predisposición a los accidentes es un estado que se produce durante una relación conflictual con la realidad, la incapacidad de estar plenamente presente y consciente del universo tal y como se presenta a mí. Es como si quisiera estar en otro lugar. Estoy desconectado de lo que sucede alrededor mío, quizás porque encuentro mi realidad inaceptable o difícil de vivir. Necesito estar mejor conectado sobre mí mismo para descubrir mi seguridad y mi confianza interiores. Hay accidentes en los que somos agredidos…simplemente porque pasábamos por allí en el momento inadecuado. El tema de la agresividad descontrolada también tiene mucho que ver con los accidentes. Si creemos que la violencia solucionará nuestros problemas, actuamos como un imán que atrae la agresividad hacia nosotros; “atraigo aquello que soy”.
¿Qué podemos aprender de cualquier accidente? En todos los casos de accidentes: de tráfico, domésticos, laborales, etc. lo primero que debemos buscar es el mensaje que nos transmite, para solucionarlo de manera consciente y evitar su repetición. El accidente es como una señal que nos obliga a mirar en nuestro interior. Pequeñas cosas en las que no reparamos, como una quemadura o un pequeño corte mientras cocinamos, un pequeño golpe con el coche o una avería de un electrodoméstico nos aportan información valiosa sobre lo que pasa en nuestro interior.
Podemos y debemos hacernos preguntas: ¿Qué me quiere advertir este accidente? ¿Qué aspecto de mi vida debo transformar? ¿A qué cambio de comportamiento me estoy resistiendo? ¿Tuve la intención de hacer daño a alguien?
Y cuando el accidente queda en un serio aviso, ¿qué me indica?
Que debería cambiar mi estilo de vida. Parar, pensar, crear de una forma diferente a la que utilizado hasta ahora y me ha llevado a esto.
Sergio Sáiz García, tu Coach-Mentor de Vida Saludable
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